viernes, 1 de septiembre de 2017

EL SAGRADO MADERO (Historieta)

EL MADERO SAGRADO

En el pueblito de Chocán a 30 minutos de Querecotillo, es un lugar donde siempre se ha caracterizado por ser sumamente agrícola, el  valle es  esplendoroso y sus habitantes viven contentos por el regalo que Dios les dio. haya a mitad del siglo XVI, sucedió algo extraordinario, algo sobrenatural, sorprendente e inexplicable.

Un día un leñador salió de faena al campo como todos los días para llevar leña a su hogar, cierto día caminando por las orillas del río hablador se encontró curiosamente con un madero que contemplarlo le causo extrañeza y zozobra, puesto que dicho madero tenía una forma pintoresca de ser alguien conocido que te extiende y te abre las manos como símbolo de amor, acogida y amistad. Por gran rato el humilde leñador lo contempló tratando de encontrar una respuesta de lo que estaba sucediendo. El humilde leñador se acercó para observar más de cerca dicho madero y al tocarlo quedó maravillado al poder sentir la lisura de Sagrado Madero. Después de varias el buen hombre decidió cortar dicho madero, tomó el hacha y lo lanzó sobre el madero y al primer tajo ¡Sorpresa! el Sagrado Madero empezó a brotar sangre en medio de tanto misterio el leñador sintió mucho temor ante lo que estaba sucediendo. Era algo increíble, pero una realidad. La sangre se perdía entre las orillas del río, y por segunda vez el buen hombre lanzó el segundo hachazo y volvió del madero a brotar sangre, el leñador no pudo contener su emoción y gritó a los cuatro vientos ¡Milagro! Milagro! El “Señor está con nosotros” gritaba, pero nadie lo escuchaba, entonces hizo grandes esfuerzos para esconder el madero y así se fue al pueblo corriendo a pasar la voz  a sus vecinos  que con mucha fe y devoción corrieron hasta el lugar donde había guardado el Sagrado Madero, todas las gentes que fueron al lugar quedaron sorprendidas incluso los que fueron por curiosear, pero don Tomás un hombre que aún viendo no creía  ya que en esos momentos aún seguía brotando pizcas de sangre. Todos contemplaban y se preguntaban si era Dios quien estaba con ellos, el pueblo estaba enterado de lo acontecido de éste hecho tan sorprendente que había sucedido a las orillas del río. No dudaron y lo llevaron al cerro más cercano (hoy cementerio Chocán) y le hicieron una pequeña choza hasta esperar si algún día alguien pudiera esculpir una efigie y poder rendirle culto, a la espera que Dios les envié a alguien a un escultor pudiera esculpir una efigie.  Pasó mucho tiempo desde que se encontró el madero hasta que por el pueblo se cruzó un anciano de gran barba y cabellos entre blancos, con un palo grande que lo usaba de bastón era un escultor – nadie supo de  donde venía ni de donde era – los lugareños se preguntaban si este anciano les quería ser su ansiado Cristo ¿Cuánto nos cobrará por confeccionar un cristo crucificado con aquel madero? – Se preguntaban los lugareños – conversaron con el anciano lo llevaron hasta el cerro donde se encontraba el Sagrado Madero. El anciano lo contemplo fijamente y después de se ofreció sin cambio a nada a confeccionar el Crucifico, lo único  que pidió fue comida y soledad por tres días; eso significaba que nadie lo debía visitar hasta llegar al tercer día. Así fue pasó el primer día y los pobladores estaban impacientes por llegar al tercer día; pasó el segundo día y se acrecentaba más la curiosidad de lo que estaba pasando al interior de aquella humilde choza. Llegó el tercer día y al atardecer todo el pueblo se reunió para juntos ver contemplar lo que había sucedido; grande la sorpresa para todos al abrir la puerta y encontrar en el fondo de aquella chocita la Imagen  perfecta  de un cristo crucificado, un Cristo dando el último suspiro de su vida, cristo en su última agonía. Al contemplarlo todos quedaron admirados ante tanta belleza que invitaba a la piedad, todos de rodillas lloraban de alegría por tan bello milagro de la providencia divina. Lo curioso de este gran acontecimiento es que no encontraron al anciano y algo mucho más sorprendente fue encontrar todos los alimentos de los tres días intactos. Ahora todos se habían dado cuenta que Dios estaba verdaderamente detrás de tantos acontecimientos extraordinarios. A partir de aquel entonces el pueblo se reunió comenzando así a celebrarse una festividad en honor a aquel cristo crucificado en la que participaban todos los pueblos cercanos que acudían en peregrinación. Año tras año la festividad crecía y creía.
La noticia se extendió por todo el valle y es así como fue tomando fama aquel Cristo Crucificado, cargado de milagros. Recurrían a el hombres y mujeres, blancos y negros, ricos y pobres gentes de todas las razas y clases sociales ante la presencia del Cristo Crucificado todos eran iguales. Después de un buen tiempo el cura de Querecotillo, partió en busca de aquel Cristo tan famoso, quedando maravillado por tan bella imagen. Días van y días vienen. El cura dispone que aquel Cristo  tan perfecto no merecía estar en un lugar tan rústico y es así que ordena que sea llevado  al templo central. En un primer momento la población se resistía a dicha orden, pero al final de toda esta riña, el cura cumplió lo que se había propuesto. Algo curioso sucedió al intentar  trasladarlo al templo central y es que al querer cargarlo se dieron con la sorpresa de no poder levantarlo debido a su gran peso; y después de tanto esfuerzo y sacrificio se logró llevar al Cristo Crucificado al templo central; el pueblo se quedó enmudecido frente tanta injusticia que se había cometido. Días de luto y días de llanto el pueblo sufrió.
Al poco tiempo algo inexplicable sucedió ya que la imagen del Cristo Crucificado regresó a su lugar de origen. Muchos del pueblo lo vieron caminar y enmudecidos terminaron sin hablar. Al poco tiempo y por encargo del cura se lo volvieron a llevar. Muchas fueron las ocasiones en que se volvía a regresar.
En el pueblo se le comenzó a rendir culto en el que participaban en peregrinación gente de muchos lugares; todos ellos participaban con devoción recibiendo de Él, grandes milagros y beneficios espirituales y materiales. Tan grande era la devoción y la concurrencia que decidieron realizar varias fiestas durante el año con el fin de que todos pudieran rendirle homenaje.
Enterado el gobernador de la provincia de la existencia de este Cristo Crucificado tan milagroso se vio en la necesidad de querer conocerlo quedando admirado de tanta belleza y riqueza religiosa. Nadie se imaginaba lo que posteriormente iba a suceder, puesto que el gobernador junto con el prefecto al ver en una de sus fiestas la cantidad de peregrinos que llegaban de todas partes y las riquezas  que dejaba como ofrendas al Cristo Crucificado decidieron trasladarlo hacía la catedral ya que según ellos era el lugar más adecuado para rendirle el verdadero culto que se merecía dicha imagen.  Enterado el pueblo de esta situación se puso en pie de lucha con el fin de no dejarse arrebatar aquella imagen tan valiosa y tan perfecta. Muchos conflictos hubieron incluso luchas existieron pero al final y al cabo la justicia de Dios prevaleció quedándose donde debía estar.
Grandes eran los prodigios y milagros de esta imagen, los ciegos volvían a ver, los sordos escuchaban y paralíticos andaban; en tiempos de sequía acudían y los escuchaba, en tiempos de epidemias imploraban su protección y el sanaba. La fuerza de lo sagrado en su mirada era tan fuerte que todos no le podían resistir su mirada fija e incluso muchas mujeres embarazadas al intentar mirarlo abortaban.
Durante una guerra los invasores llegaron a dominar todos los pueblos que se encontraban alrededor donde se veneraba la imagen prodigiosa donde se encontraba del Cristo Crucificado, e incluso muchos de los templos invadidos fueron tomados como campamentos del ejército invasor. Les tocó invadir el pueblo donde se encontraba la imagen e intentaron ingresar por la puerta principal lo cual no pudieron realizar puesto que al intentar abrir la puerta principal la llave se quebró ingresando luego por la puerta del perdón, grande fue la sorpresa al encontrarse con la imagen de Cristo Crucificado cayendo de rodillas pidiendo perdón. Salieron del pueblo sin cometer ningún tipo de violencia sobre el templo y sobre la población; fue un milagro murmuraron todos el Señor de la Buena Muerte los protegía y los ciudaba.
Después de muchos años de festividades y milagros  una gran tragedia sucedió. Alguien dijo ¡fuego! Se quema la casa del Señor eran las nueve de la mañana y un gran incendió consumía el altar, lugar donde se encontraba la imagen del Cristo Crucificado. Entre gritos y llantos el pueblo trato de apagar el incendió con tierra agua y arena pero no lo logró. Las calaminas con gran fuerza el fuego las hacia volar como si la furia del Señor se hubiera volcado sobre la humanidad. Algo asombroso sucedió; todos vieron salir una inmensa paloma blanca que se perdía en medio del humo provocado por el incendió; ¡SE NOS VA EL SEÑOR! decía la muchedumbre, ¡CONVERTIDO EN PALOMA SE NOS VA EL SEÑOR!. después de haber logrado sofocar el incendió y al llegar al lugar donde se encontraba el buen Señor, el ya no estaba se había ido. Solo una parte de su cuerpo nos dejó una parte del dedo de la mano derecha nos dejó. DÍAS DE LUTO Y DÍAS DE LLANTO EL PUEBLO SUFRIÓ LA PARTIDA DEL CRISTO CRUCIFICADO EN MEDIO DEL INCENDIO SE PERDIÓ.

Largos, dolorosos  y profundos fueron los días de luto de la población lloraban la partida de su adorada imagen que tanto amor y fervor lo habían conservado a lo largo de mucho tiempo.
Cuentan los lugareños que a partir de las doce de la noche en el mismo lugar donde el divino escultor esculpió la imagen se llega a divisar una luz incandescente, cuentan que don Julio pasó cerca del lugar cierto día a las 12 de la noche y empezó a escuchar voces en las que oraban y rezaban, ¿Quiénes serán? se preguntó – subió al cerro y cuando llegó se dio con la sorpresa que no había nadie – ¿hay chocancito por que me haces esto? – se preguntó – del susto se le enfrió todo el cuerpo y salió corriendo de del lugar. Han pasado más de 400 años desde aquel hecho extraordinario y aún el Señor sigue con el hombre y lo acompaña en cada instante, en cada jornada en cada acto.



“DIOS PRESENTE, AYER HOY Y SIEMPRE”


Por. GZC & WCD

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