Debemos difundir este relato especialmente entre las generaciones jóvenes.
Qué importante es conocer nuestra historia, pero por sobre todo, conocer el heroísmo de nuestras familias.
El 15 de enero pasado se han cumplido 137 años de la encarnizada Batalla de Miraflores, acción de sacrificio del pueblo de Lima y Callao en defensa de sus familias y patrimonio, pero lamentablemente casi nadie, ni muchos de nosotros, hemos recordado a nuestros héroes.
En dicha batalla 3,000 soldados del Ejército regular y 2,500 peruanos del Ejército de Reserva (civiles) se enfrentaron al Ejército chileno.
Al cabo de unas horas habían muerto 3,000 peruanos y 4,214 chilenos.
La batalla fue muy sangrienta, los batallones debían pelear con armas antiguas, escasa munición y finalmente al verse superados, las fuerzas peruanas fueron retrocediendo y defendiéndose casa por casa en Chorrillos y Miraflores, las cuales fueron saqueadas e incendiadas con especial odio por las tropas chilenas, que celebraron la victoria emborrachándose y violando a nuestras mujeres, robando todo lo que pudieron y saqueando negocios y locales.
En el Reducto N° 2 (Av. Benavides) muere el Oficial Mayor (Capitán de Corbeta) del Cuerpo Político de la Armada Dn. Juan Alfaro Arias, sobreviviente de Angamos, Héroe Naval y Patrono del Cuerpo de Administración de la Marina de Guerra del Perú y de los Contadores Públicos del Perú.
Al día siguiente de la batalla, su sirvienta encontró su cadáver rodeado de gallinazos que se disputaban los restos de los combatientes.
Pero el Oficial Mayor Alfaro no fue el único héroe de esa jornada.
En el Reducto N° 1, se atrincheraron los comerciantes de Lima, al mando del coronel Manuel Lecca.
El Reducto Nº 2 estaba defendido por los Magistrados y Abogados dirigidos por el Dr. Ramón Ribeyro.
También se incorporaron valerosos alumnos y profesores de la Universidad de San Marcos.
Como todos los Reductos, tenía a las bravas tropas del Ejército Regular, comandadas en este Reducto por el futuro Héroe de la Breña, el entonces coronel Andrés Avelino Cáceres.
En este Reducto, que llevo el mayor peso de la Batalla, también combatieron dos heroicos Batallones del Callao; “Guarnición de Marina” y “Guardia Chalaca”, restos gloriosos de las tripulaciones de los barcos de guerra, en una Marina ya sin barcos, con tropa sobreviviente de los batallones de línea y con los voluntarios chalacos (maestros, operarios de aduana, bomberos, pescadores, comerciantes, estibadores, etc.) que se apersonaron voluntariamente a las instalaciones del cuartel y se alistaron en defensa de Lima.
La “Guarnición de Marina” quedó casi aniquilada, pues, de 500 plazas y 30 oficiales, quedaron tendidos en el campo 400 soldados y 24 oficiales.
En dicha batalla también fallecen los jóvenes militares Dn. Enrique y Dn. Augusto Bolognesi, de 21 y 17 años, hijos del Héroe de Arica, enlutando aún más a esta dolida familia.
En el Reducto N.º 3, integrado por trabajadores de mercados, se alista el niño héroe Manuel Bonilla, alumno guadalupano de trece años, a pesar que solo se recibían mayores de 16 años y fallece a órdenes del coronel Narciso de la Colina, también muerto.
No fue el único niño combatiente, fueron muchos, entre ellos los niños héroes Alejandro Tirado y Grimaldo Amezaga.
También caen los heroicos Cabitos, niños de entre 14 y 16 años, de la Escuela de Clases del Ejercito que se estaban preparando para ingresar a la vida militar.
También cabe destacar el sacrificio de los heroicos alumnos y profesores del Colegio Nuestra Señora de Guadalupe.
Muchos de ellos fueron atendidos después de la batalla en dicho colegio, convertido en enfermería de campaña. Los restos de miembros amputados y restos hospitalarios están sepultados en el actual patio del Colegio.
No hay que olvidar que más de 40 bomberos voluntarios, muchos extranjeros, como los italianos fusilados en Chorrillos, murieron por las balas chilenas, incluso algunos en la confrontación abierta, en batalla, defendiendo Chorrillos y Miraflores; otros que habían quedado heridos fueron ultimados, asesinados, en el "repase", tan afanosamente practicado por la tropa genocida sureña.
El Reducto N.º 4 era responsabilidad del ejército regular, con la participación de los empleados del Estado organizados en el Batallón N.º 8, al mando del jefe del Ministerio de Hacienda, Juan de Dios Rivero.
Estas son solo algunas pinceladas de la Gesta Heróica de un solo día en una guerra que duro varios años, pero es necesaria recordarla más ahora en que Lima y nuestra sociedad viven una transformación degradante y acelerada.
Hay que contar y recordar los hechos, para que las futuras generaciones de jóvenes limeños sepan los actos heroicos de los que nos defendieron a costa de sus vidas; más aún cuando la educación pública es infiltrada por tendencias políticas que buscan ocultar la verdadera historia y que desde los años 70 han anulado el estudio de ésta y otras gestas, evitando su difusión.
Muchos no hemos recibido la tradición oral que da estructura y sentido al orgullo patrio y acrecienta el amor por la sociedad en que vivimos y el respeto por nuestro destino político, económico y social.
Pero lo peor es la falta de valores que afectan el desarrollo de la democracia.
La falta de compromiso con el desarrollo del país, con la seguridad ciudadana, con la justicia, se hace importante cuando no se reconoce a nuestros héroes.
Difundamos
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