EL CIRCO Y EL CHIVO MAROMERO
Rompiendo la monotonía de una cálida mañana en el
tranquilo y pacífico pueblo de Querecotillo,
hacia su ingreso un camión cargado de carpas, asientos desarmados,
animales, payasos aquella época, cuya propaganda conocida desde días atrás, había despertado
el interés de los pobladores quienes estaban impacientes por verlo actuar en la
Feria de Febrero.
Recorrió todo el circo haciendo
anunciar por las calles el circo ruso, al compás de una marcha entonada de
cuatro músicos de la compañía en la parte más alta del carro un payaso que
bailaba y hacía gestos graciosos. Mientras por otro lado un malabarista y
saltarín chivo, con sus saltos acrobáticos deliraba al público era en número de
atracción artística y principal del circo. Tomó tiempo para armar la pequeña y
raída carpa, aunque para los parroquianos era larga la espera. Llegado el
momento, la gente comenzó a dejar sus hogares y aglomerarse junto a la boletería
y la puerta pugnando ingresar entre los primeros y colocarse en las mejores
localidades.
Comenzó la función deleitando en
realidad a todos aplaudiendo con
entusiasmo al término de cada uno de los
números y quedando maravillados de la ya anunciadas y ponderadas hazañas
del “chivo maromero”. Pasó la algarabía de la artística noche y vino el nuevo
el día de trabajo y quehaceres comentando de paso la magnifica función y
desempeño de cada uno de los artísticas mientras tanto en el circo afanábanse
por dar con el paradero del famoso chivo maromero que había anochecido y no
amanecido.
Puesta la denuncia en la comisaría y
siguiendo el hilo de la investigación y llegó la casa de don Pablo Sarango
donde un grupo de parranderos y trasnochadores, amigos de vagos, se divertían y
celebraban los chistes del anfitrión de la fiesta que gritaba a viva voz
“¡salta chivito, salta no más!” “¡Brinca más alto!” “¡Brinca otra vez!” “¡has
tu maromas!” “las últimas mientras con un filudo cuchillo y un endeble tenedor
cortaban las humantes presas de un sabrosísimo seco de cabrito” preparado para
establecer la amanecida.
Para esta comilona el anfitrión que
celebraba su onomástico mando a invitar a su jefe el empresario y a los
artistas del circo quienes gustosamente lo aceptaron la invitación enseguida
fueron al festín entonces él las hizo servir sendos platos del tradicional seco
de cabrito que lo comían apeteciblemente y asentaban con un exquisito y
espumoso claro, exclamaban que rico está el seco de cabrito sin saber que cabrito
estaban comiendo, el cuero fue cambiado por una botella de anisado de primera
para seguir vivando. La noticia de la comilona
fue denunciada por los muchachos por todos los ámbitos del pueblo en
venganza que se adeudaba muchos meses de sus sueldo saco el chivo maromero
entre gallos para celebrar su cumpleaños con don Pablo Sarango, puesto que el trabajaba de portero
en el circo indignado el empresario por la desaparición del chivo, levó carpas
y se alejo del Pueblo no sin antes gritar coléricamente “QUERECOTILLANOS COME
CHIVO MAROMERO” pero una vivandera forastera
que tenía su puesto en la plaza de armas instante en un estentóreo grito
y exclamó ¡Gua!, ¡Guaaa!, casi todos los artistas y el empresario han comido
“CHIVO MAROMERO EN LA PICANTERÍA DE DON PABLO SARANGO”. El empresario miente,
diciendo “querecotillanos chivos maromeros” ¡Avemaría! ¡Taitita! Señorcito de Chocán!,
POR ESO PAISANO TE DIGO:
CALLA, CALLA, JALA, JALA, COME CHIVO MAROMERO.
POR ESO PAISANO TE DIGO:
CALLA, CALLA, JALA, JALA, COME CHIVO MAROMERO.
EL CHIVO MAROMERO
EL CHIVO MAROMERO
EL CHIVO MAROMERO
EL CHIVO MAROMERO
EL CHIVO MAROMERO
EL CHIVO MAROMERO
EL CHIVO MAROMERO
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