AMAR
ES COMPARTIR
Natalia despertó muy temprano y encontró una
linda sorpresa; ¡Un regalo al pie de su cama! Era una gran caja da colores.
Natalia besó a su papá y a su mamá porque su
regalo la había hecho muy feliz.
Ese día, en el colegio, la maestra organizó a
los niños y les pidió que hicieran afiches sobre el Día de la Tierra, pues
había una gran celebración en la escuela.
Natalia sacó su gran caja de colores. Entonces,
sus amigos le pidieron que comparta, pero Natalia respondió:
- No, solo yo voy a pintar con mis colores.
Pasaron varias minutos y la mayoría de los
niños ya estaban terminando los dibujos y escribiendo los mensajes. Todos menos
Natalia, que estaba trabajando solita.
- Niños, falta veinte minutos para acabar de
pintar los afiches. Luego, saldremos a pegarlos en los murales del patio para
que todos los vean.
José dijo:
- Natalia, si quieres podemos ayudarte para que
termines tu afiche.
Ella preguntó sorprendida:
-
¿Me ayudarían a pesar de que no les presté mis colores? Entonces,
José le contestó:
Los amigos se ayudan
sin poner condiciones.
Natalia dijo:
¡Gracias! No volveré a
ser egoísta, lo prometo.
José llamó a sus amigos
y juntos ayudaron a Natalia a hacer su afiche. Ella prestó sus colores a todos
para que pudieron adornar sus afiches y dejarlos más bonitos.
Cuando la maestra entró
al salón al salón, encontró todos los afiches terminados, con mensajes
interesantes y llenos de colores.
¡Qué lindos están todos
los trabajos! ¡Los felicito! – dijo.
Los niños se sintieron
muy orgullosos, porque habían aprendido a compartir.
Fuente:
MINEDU
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